Sn Lc. 35-38 "Trajeron entonces el burrito y le echaron sus capas encima para que Jesús se montara.
La gente extendía sus mantos sobre el camino a medida que iba avanzando.
Al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos comenzó a alabar a Dios a gritos, con gran alegría, por todos los milagros que habían visto.
Decían: «¡Bendito el que viene como Rey, en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!»"
Este domingo de Ramos defitivamente no será igual a todos los que hemos vivido, esto debería llevarnos a meditar la entrada de Jesús en Jerusalén tratando de cambiar nuestra perspectiva sobre este acontecimiento.
Así pues, sin poder asistir a la acostumbrada misa de Domingo de Ramos, se hace más evidente que Jesús quiere entrar en nuestros corazones, darnos luz, paz y sabiduría en medio de tanta incertidumbre y aflicción. Por ello simbolizando que viene en paz cabalga un burrito, esto al igual que a los pobladores de Jerusalén debe llenarnos de alegría y esperanza, pues Dios mismo viene hacia nosotros. Los judíos, reconociendo su majestad lo recibieron con palmas y ponian sus mantos a los pies del Señor. Esos mantos eran símbolo de su estatus social y los protejian del clima, por lo cual eran muy preciados para ellos.
Hoy Jesús viene hacía ti, alégrate y recuerda los milagros que ha hecho en tu vida, desaste de tu manto, de aquello a lo que te apegas y consideras valioso para ti, pon tus miedos, aflicciones, tristezas, sufrimientos, la incertidumbre sobre el futuro,etc., este no es un día cualquiera, sino el día en que Dios viene a ti y quiere quedarse con tigo, abre tu corazón y recibe a Jesús. Pero no recojas nuevamente tu manto, déjalo ahí, a los pies de Jesús, que esa sea tu ofrenda, cámbialo por la plena confianza en que ÉL ha venido a salvarte, a expresar, en la cruz, el amor que te tiene, deja que ÉL se lleve tu manto y sea crucificado y así puedas estar listo para resucitar con Cristo a una nueva vida.
Paz y Bendiciones