sábado, 4 de abril de 2020

Jesucristo, Gracias por buscarme



Sn Lc. 35-38 "Trajeron entonces el burrito y le echaron sus capas encima para que Jesús se montara.
La gente extendía sus mantos sobre el camino a medida que iba avanzando.
Al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos comenzó a alabar a Dios a gritos, con gran alegría, por todos los milagros que habían visto.
Decían: «¡Bendito el que viene como Rey, en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!»"

Este domingo de Ramos defitivamente no será igual a todos los que hemos vivido, esto debería llevarnos a meditar la entrada de Jesús en Jerusalén tratando de cambiar nuestra perspectiva sobre este acontecimiento.

Así pues, sin poder asistir a la acostumbrada misa de Domingo de Ramos, se hace más evidente que Jesús quiere entrar en nuestros corazones, darnos luz, paz y sabiduría en medio de tanta incertidumbre y aflicción. Por ello simbolizando que viene en paz cabalga un burrito, esto al igual que a los pobladores de Jerusalén debe llenarnos de alegría y esperanza, pues Dios mismo viene hacia nosotros. Los judíos, reconociendo su majestad lo recibieron con palmas y  ponian sus mantos a los pies del Señor. Esos mantos eran símbolo de su estatus social y los protejian del clima, por lo cual eran muy preciados para ellos. 

Hoy Jesús viene hacía ti, alégrate y recuerda los milagros que ha hecho en tu vida, desaste de tu manto, de aquello a lo que te apegas y consideras valioso para ti, pon tus miedos, aflicciones, tristezas, sufrimientos, la incertidumbre sobre el futuro,etc., este no es un día cualquiera, sino el día en que Dios viene a ti y quiere quedarse con tigo, abre tu corazón y recibe a Jesús. Pero no recojas nuevamente tu manto, déjalo ahí, a los pies de Jesús, que esa sea tu ofrenda, cámbialo por la plena confianza en que ÉL ha venido a salvarte, a expresar, en la cruz, el amor que te tiene, deja que ÉL se lleve tu manto y sea crucificado y así puedas estar listo para resucitar con Cristo a una nueva vida. 

Paz y Bendiciones 


miércoles, 25 de marzo de 2020

Aprendiendo a Confiar en Dios


En estos días de pandemia mundial nuestras seguridades se ven amenazadas,  quizá como nunca lo habíamos sentido, nuestra salud, economía, familia, libertad para desplazarnos, etc.,y es posible que algunas de esas amenazas ya se hayan materializado. Ante esto, es normal buscar desesperadamente algo o alguien en quien podamos confiar y restaure nuestra seguridad, paz y esperanza, lo que resulta difícil, pues con la tercera parte de la población mundial en cuarentena y noticias no muy alentadoras que digamos. Sin embargo, son momentos para tener fe, esperanza y amor, son circunstancias propicias para descansar confiadamente en Dios, es el momento de aprender a confiar en Dios.

¿Pero cómo, en medio de tales circunstancias podemos aprender a confiar en Dios?, para ello recordemos el siguiente pasaje del libro de Job:

Job 42,5 Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos

La primera parte de este versículo “Sólo de oídas te conocía”, hace referencia a lo que Job había aprendido acerca de Dios, lo enseñado sus padres o cualquier otro que en aquella época hubiera cumplido la función de maestro de la fe, por tanto para enfrentar tales circunstancias Job disponía de lo más importante, su Fe, una fe que lo  llevaba a la oración, logrando con ello fortalecer su relación con Dios, como resultado su confianza en El Señor se fortaleció a tal grado, que aprendió a ver la presencia de su Buen Padre en su su vida, por ello el versículo finaliza con “pero ahora te han visto mis ojos”.

Así pues, fe y confianza no siempre coinciden, sino más bien la confianza en Dios es la consecuencia de fortalecer nuestra relación con Dios, para lo cual es imprescindible orar.

“La oración cambia las cosas” es un dicho muy común y totalmente válido, pero a veces lo que realmente sucede, es que que la oración nos transforma y con ellos la forma en que vemos y valoramos las cosas.

Debemos tratar de vivir la oración como un encuentro con Dios, en el cual converge todo lo que hemos aprendido de ÉL, ya sea mediante la Biblia, grupo de oración o crecimiento espiritual, misa, testimonios, prédica, etc., para ayudarnos a ver la mano de Dios en los eventos de nuestra vida y encontrarles el verdadero sentido, y abrirnos a la sorprendente y cierta revelación, de que a pesar de nuestras fallas, debilidades y pecados, Dios nos ama, que es nuestro Padre, que tiene el control de todo, que la victoria es segura, que ÉL está más interesado en salvarnos que nosotros en ser salvados, y nos ofrece el regalo más grande y eterno que podemos tener, la libertad para aceptar su perdón, su voluntad y comprometernos a un cambio de vida o rechazar todo esto y seguir sin cambiar, pero sabiendo que la oferta seguirá vigente hasta el final de nuestro días en este mundo.

Aunque lo mejor es optar por Dios siempre,  si no lo hacemos a la primera, nuestra fe nos llevará a una segunda, tercera, cuarta, quinta, etc., y en cada momento de oración, sin darnos cuenta nuestra fe va creciendo y afirmándose, y sin percibirlo poco a poco nos vamos enamorando de nuestro Buen Padre Dios, como dice "Jer 20,7 Tú me sedujiste Señor, y yo me dejé seducir", cuando llegamos a este punto, confiar en Dios se nos hace menos difícil, somos más conscientes de nuestras limitaciones y necesidad de Dios lo que nos lleva a aceptar y rendirnos a la voluntad de nuestro Buen Padre con menos renuencia. Esta rendición ante nuestro Señor, nos lleva a experimentar esa "paz que sobrepasa todo entendimiento" (Fil 4,7a), vivimos en sosiego, tomamos mejores decisiones, cambia para bien nuestra forma de pensar sobre lo que vivimos (Rom 12,1-3), y reconocemos la acción de Dios hasta en los pequeños detalles, sintiéndonos más amados por nuestro Señor.

El camino para llegar a aprender a confiar en Dios, puede ser largo, extenuante, con altibajos, con momentos de penuria y soledad, en algunas ocasiones incluso podemos llegar a desear renunciar a Dios, pero la fe en nosotros nos conduce, nuevamente a la oración y esos momentos en que, confiadamente le decimos "Señor mío, lo que digas está bien, lo deseo, lo acepto y lo hago mío", ya no le exponemos nuestros sueños y planes, sino que decimos "Señor mío, hazme soñar tus sueños e inspirarme tus planes, pues se que son más grandes y mejores que los míos, y que sin importar lo inalcanzables que me parezcan, Tú estarás conmigo y proveerás todo para cumplirlos".

El amor a Dios nos da la confianza de que todo en este mundo está bajo su control, y que todo, especialmente lo que se opone a ÉL, así como la traición de Judas o la negación de Pedro, misteriosamente contribuye a su plan, por tanto en estos momentos de gran incertidumbre es una gran oportunidad para experimentar el amor de Nuestro Buen Padre y confiar en Él.

Salmos 9,11 Que en ti confíen los que veneran tu nombre, porque no abandonas, Señor, a los que te buscan.

Paz y Bendiciones

miércoles, 22 de mayo de 2019

Jesús y la samaritana



Juan 4,5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.»

Este pasaje revela un lado muy humano de Jesús, fatigado del camino, sediento, sentado junto al pozo, todo a pleno medio día, la hora más calurosa. Así lo encuentra un mujer que, más que cansada del camino, estaba cansada y amargada de la vida, una vida en la cual los desprecios, frustraciones y fracasos acumulados pesaban más que los aciertos, alegrías y bendiciones que seguramente había tenido. No bastando con sus cargas, la samaritana se encuentra con un hombre y judío, enemigo desde su infancia, quien tiene el descaro de pedirle agua, como si no bastase con haber servido a seis hombres, ya había dado demasiado y no quería dar más; de ahí que haya estrellado su respuesta tan llena de odio, rencor y reproche contra el rostro de Jesús, dando inicio a un dialogo que bien podría ser una oración que fue transformando a la mujer hasta llegarlo a reconocer como el Cristo, el Salvador.

En algunas ocasiones nosotros actuamos igual que la samaritana, descargamos en Jesús nuestros dolores, sufrimientos, frustraciones, fracasos, etc., y no está del todo mal, pues Jesús dijo: "vengan a mi los cansados y agobiados que Yo les haré descansar", así pues él mismo nos motiva a hacerlo, pero en el siguiente versículo nos dice "aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón", y es esta actitud humilde en la samaritana la que permitió su transformación, es ese reconocimiento de nuestra necesidad de Dios e incapacidad para dirigir nuestras vidas al margen de Dios lo que nos abre a su acción y un verdadero dialogo con Jesús, nos conduce por una profunda oración en la cual lo vamos conociendo y aprendiendo a confiar en ÉL, aprendemos que nos espera en la oración, que siempre ha estado ahí, que no pide que cumplamos formas exteriores para entrar en su presencia, ÉL dijo que los verdaderos adoradores, lo hacen en espíritu y en verdad, esto se da en nuestro interior, en nuestro corazón.

Busquemos beber siempre del agua que da vida eterna y seamos nosotros ríos de agua viva, te invito a meditar este pasaje, trata de escuchar a Dios, seguramente el te está esperando para decirte, "Tengo sed, sed de ti, dame de beber".

Paz y Bendiciones






martes, 10 de abril de 2018

Padre Nuestro que estas en los cielos...



Sn. Mt. 6, 9 "...Padre Nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu Nombre", con este versículo inicia la oración que Cristo nos enseña, estas primeras líneas son de adoración y por tanto nos debe transmitir la importancia de adorar a Dios, y que esta adoración debe ser nuestra primera intención al orar. Esta enseñanza la vemos en toda la Biblia, en numerosos salmos, oraciones de profetas y sacerdotes, reconocimiento del poder de Dios, etc.. 

En el evangelio de San Juan Cristo imprime esta lección de manera tajante al afirmar en Sn. Jn, 4,24 Dios es espíritu y los que adoran deben adorar en espíritu y verdad, implicando que la forma es que adoramos a Dios en la oración o espíritu, debe ser llevado a la vida cotidiana es decir en verdad. Esta debe llevarnos a creer firme y confiadamente en todas las expresiones de adoración que decimos a Dios en oración, de manera que se fijen en nuestras mentes, corazones y almas, a fin que al afrontar los eventos desagradables, adversos o hermosos de nuestra cotidianidad,  el Espíritu Santo no recuerde las grandezas que hablamos a  Dios y esto nos conforte, anime, consuele, afiance nuestra esperanza y fortalezca nuestra fe, viviendo de esa manera, en la verdad del día a día, adorando a Dios con nuestras respuestas a los acontecimientos de este mundo, abriendo un espacio para que el Reino de Dios venga a nosotros.

Por lo anterior, lo que Dios busca al pedirnos adorarlo es que meditemos e interioricemos que Él es un Dios Todopoderoso, Creador de todo cuanto existe, que es nuestra fortaleza, nuestro escudo, nuestra paz, que es un Dios que abre mares, libera a los cautivos, hace andar a los cojos, ver a los ciegos, oír a los sordos, sana a los enfermos, un Dios que resucita muertos, un Dios que se entregó y padeció por cada uno de nosotros. Un Dios que hace eso, no nos abandonará en los momentos difíciles, ni renunciará a nosotros, sino que está plena y absolutamente comprometido con nuestra salvación, creer en esto, creerle a Dios es lo que nos hace soportar el embate de las malas horas y salir en victoria de ellas.

Procuremos que nuestra oración se llene de adoración y gratitud, y no de peticiones y quejas, a final Él ya sabe lo que necesitamos, y por lo mismo lo que principalmente necesitamos es adorarlo.

Paz y Bendiciones

Walter Turcios

viernes, 6 de abril de 2018

Señor Enséñanos a Orar


"Señor enséñanos a orar..", pidieron los discípulos a nuestro Señor, ya sea por haber visto como Juan enseño a los suyos o como el mismo Jesucristo dedicaba horas a conversar con su Padre, ya sea como una necesidad del alma, de encontrarse en el silencio y la paz con su creador y Dios. Así con la disposición de  niños que aprenden a caminar, se dispusieron a recibir este precioso don de Dios, el cual ya residía en sus corazones pero ellos no se atrevían a utilizarlo.

La respuesta de Nuestro Señor, fue el Padre Nuestro, una oración corta pero que contiene lo que toda conversación con el Padre Celestial debe incluir, lastimosamente muchos no meditamos lo que realmente se dice en esta preciosa oración, en tal sentido quiero exponer una breve reflexión sobre la misma, con la intención que sirva de punto de partida para tu meditación personal de esta oración que Nuestro Señor Jesucristo nos enseña.


Oración Comunitaria y de Intercesión
En principio es una oración comunitaria y de intercesión, ya que si todos reconocemos  a Dios como Padre entonces somo hermanos, estableciendo un lazo mas fuerte y estrecho con el prójimo, por lo que a lo largo de la oración no solo pedimos para para cada uno de manera individual, sino también para todos, lo que nos lleva a orar por los demás sin darnos cuenta, amándolos mediante la oración.

Oración de Adoración
Reconocemos que está en el cielo, es decir que está por sobre todas la cosas y en todas partes, que tiene dominio de toda la creación y cuanto existe, y que todo está debajo de ÉL, reconocemos y alabamos su Santidad y el poder de su Nombre, que es la fuente de todo bien y que dependemos de ÉL para todo.

Pedimos su presencia en nuestra vida y nos sometemos a su voluntad
Al pedir que su reino venga a nosotros, reconocemos su Señorío en nuestra vida, aceptamos someternos a su reinado, lo aceptamos a ÉL en nuestro corazón y pedimos que su voluntad perfecta se haga en nuestras vidas, aún cuando no estemos de acuerdo con ella, esto nos debería de llevar a aceptarla y en medio de ella tratar de ser felices, no por las circunstancias adversas sino porque si es la voluntad de Dios, entonces es lo mejor, sin que esto nos estacione en el conformismo y la dejadez, mas bien luchando y orando alegremente en la tormenta.

Pedimos lo necesario para vivir
Muchas de nuestras peticiones son para cosas materiales, pero a veces pedimos lo que no necesitamos, en el Padre Nuestro se nos enseña a buscar aquellas cosas, ya sean  materiales, espirituales, sentimentales, etc. que realmente son necesarias para vivir, no porque Dios nos quiera ver sumidos en la miseria, sino para no entristeceros ni amargarnos por lo que queremos y no podemos tener, es una petición de confianza en el Padre proveedor que se preocupa por nosotros y que no permitirá que nada nos falte.

Nos hace conscientes de la necesidad de perdonar
La petición es clara, Dios nos perdona en la medida que perdonamos, de manera que perdonar a los que nos ofenden es vital para los cristianos, no se trata que quiero, si debo, si puedo, o de excusas y razonamiento humanos, estamos convocados a una cita con el amor en la forma de perdón, y no perdonamos con nuestra fuerza o amor, lo hacemos como lo hizo Jesús desde la cruz, con su fuerza y amor, si no tenemos esa fuerza para perdonar, pídámosle a Nuestro Señor que nos de la fuerza y amor para perdonar.

Pedimos no pecar y que se nos libre de todo ataque del maligno
Nos reconocemos débiles ante la tentación y vulnerables a los ataques del maligno, por ello debemos recurrir a Nuestro Padre en busca de ayuda para que nos de la fuerza y sobreponernos o huir de la tentación, luchando constantemente por vivir en santidad, tomando decisiones sabias conforme la voluntad de Dios, hambrientos de su Gracia para soportar la tentación, y sabiendo que nuestra vida de santidad probablemente nos atraiga ataques del maligno, pero con la plena confianza que somos Hijos Dios, somos de su propiedad y que el enemigo nada puede hacernos.


Me parece que Nuestro Señor Jesucristo mediante el Padre Nuestro, no solo nos enseña a orar sino a vivir agradecidos  en al voluntad del Padre, sin rencores ni amarguras, confiando plenamente en su providencia y totalmente protegidos por su amor y poder.

Que la próxima vez que oremos el Padre Nuestro, sea una meditación profundo que nos acerque más a Dios.

Paz y bendiciones




miércoles, 6 de septiembre de 2017

Estoy cansado de Orar y Esperar?... pero NO me rendiré, Satanás NO DEBE GANAR



Cuánto tiempo llevas pidiendo y esperando ese milagro?, Cuántas cosas te han pasado desde entonces?.

Este es un de los pocos casos en que se puede asegurar que todos los creyentes hemos vivido situaciones en las cuales mantener la fe en Jesucristo es un desafío, lo hemos encarado y reclamado, hemos sufrido amargamente su silencio, llegando, quizá, a pensar que las promesas de La Biblia son para otros pero no para nosotros como si Dios se burlara de nosotros. Nos ha frustrado repetir, en algunos casos por años, la misma oración y no ver cambios...    Podría continuar escribiendo de lo que se siente en ese pozo profundo que vivimos cuando creemos que no le interesamos a Dios, pero en este momento meditemos y respondamos la pregunta:

Quién es el más beneficiado y el más afectado cuando abandonamos la fe, cuando renegamos y dejamos a Dios?

  • Dios : ÉL es el todo y no necesita nada, si bien me Ama no necesita de mí, como Padre Amoroso le dolerá mi decisión, pero al igual que el padre del hijo prodigo, me dejará marchar libre por mi cuenta, no pedirá explicación y aunque se la de no sirve de mucho, pues ÉL es la Verdad y sabe que estoy equivocado (Sn. Jn 6,68-69 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»).
  • Mis seres queridos: en muchos casos pueden salir afectados por mi decisión y hasta intentarán hacerme recapacitar, pero puedo esgrimir ante ellos cualquier argumento que considere valido o simplemente ignorarlos. En el peor de los casos perderé a las personas que amo.
  • Yo : es muy probable, sino seguro, que pierda el cielo y la salvación, la paz que solo Dios me puede dar, conjunto de creencias y valores que durante dos mil años han sido probados y afinados que le dan sentido y estructura a la vida, la oportunidad de vivir un milagro, incontables horas de oración y esfuerzos en la batalla espiritual, la obra que Dios ha hecho en mí (Isa 64:7 Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.)
  • Satanás : Dado que su principal objetivo es apartarme de Dios, seguramente se siente muy complacido al ver como la adversidad mella mi relación con el Señor, y se valdrá de esto para alcanzar su objetivo; robando, matando y destruyendo mi vida espiritual, mi familia, mi trabajo, negocio, oportunidades de crecimiento y prosperidad, atacando mi mente y utilizando a algunos de los que me rodean, sembrará en mí pensamientos de derrota, abandono, tristeza, miseria, odio, desesperanza, venganza, etc.. (Sn. Jn. 10,10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.)

Por lo anterior, el más beneficiado es Satanás y el más perjudicado soy Yo.

No podemos ni debemos permitir que Satanás se burle en nuestra cara y en la Dios, de nuestra fe, de los sacrificios de Jesús en la Cruz, de la obra que ÉL esta haciendo en nuestra vida.

San Pablo nos dice en  2Co. 4, 8-9  Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados, esto nos lleva a razonar que si bien las circunstancias nos pueden golpear muy fuerte, no debemos considerarlo una derrota, sino solo un golpe más, y buscar la manera de ponerlo a los pies de Cristo de manera que en la oración profunda y confiada nos muestre que debemos cambiar en nosotros o en nuestra petición, que ilumine nuestra oración y guíe nuestra petición,  dejar de aferrarnos a lo nuestro, que podría ser un capricho.

Que Dios nuestro Señor nos muestre su Rostro y nos haga prosperar en todo lo que hagamos

Paz y Bendiciones

Walter Turcios











martes, 29 de agosto de 2017

La Noche del Yaboc



Este pasaje de la Biblia captó mi atención desde la primera vez que lo escuche, en aquel momento fue incomprensible, tuvieron que pasar mas de 25 años para que comenzara a comprender la riqueza de este texto, que de acuerdo a la Biblia de Jerusalem dice asi:

Gén 32,25-32 Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba. Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél. Este le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió: «No te suelto hasta que no me hayas bendecido.» Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» - «Jacob.» - «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.» Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» - «¿ Para qué preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo. Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues (se dijo): «He visto a Dios cara a cara, y tengo la vida salva.» El sol salió así que hubo pasado Penuel, pero él cojeaba del muslo.

Nosotros al igual que Jacob, en la obscuridad de nuestras circunstancias, no vemos con claridad alternativas o soluciones a las mismas, y hemos luchado con Dios librando una batalla de reclamos, peticiones, promesas de cambio, etc., la cual llamamos oración, en medio de todo esto muchos fallamos al cerrarnos en nuestra oración y centrarnos en lo que nosotros queremos y como lo queremos, como si Dios fuera alguien a nuestro servicio a quien le entregamos un cronograma y plan de trabajo a seguir para resolver nuestras vidas y al no darse lo que pedimos o exigimos, culpamos a Dios de todo, hasta de nuestra falta de fe, llegando a alejarnos del Señor, como si eso resolviera el problema. 
Ante esto debemos considerar lo siguiente:

¿Cuál es tu idea de Dios?, ¿lo consideras tu sirviente o tu Señor?, esto primordial pues dependiendo de como lo consideres, así será como manejes tu relación con ÉL, si lo tratas como a un sirviente te diré que te decepcionará pues el no se somete a tus caprichos, pero si lo comienzas a considerar tu Señor tendrás mayor disposición para aceptar su voluntad en tu vida, y te dará la pauta para acercarte a ÉL como un Amigo o un Padre, alguien en quien puedes confiar plenamente sabiendo que ÉL siempre tiene el control.

¿Cuáles son tus seguridades, en qué quién tienes puesta tu confianza, cuál es el centro de tu vida?, Dios es un Dios de procesos y por tanto toda dificultad o problema que Dios permite en tu vida es un proceso para cambiarte y hacerte más parecido a ÉL, eres imagen de Dios por ello debes reflejarlo y las pruebas van puliendo su imagen en ti, muestran la verdad de quien eres y cuales son tus debilidades y limites, por ello muchas veces estos procesos pierdes tus seguridades, con lo cual, como Jacob cuando le dislocó el fémur (signo de su seguridad), Dios te muestra de que pie cojeas, es decir aquello que debes cambiar, dejar o comenzar, para que realmente puedas disfrutar de la bendición que Dios te quiere dar y no la que tu pides, porque lo que debe guiar tu oración no es que ÉL haga tu voluntad, sino que la voluntad de ÉL se cumpla en tu vida.

¿Cuál es tu respuesta ante lo que Dios pide ti?, Jacob hizo al menos dos cosas, no se separó del sino que le dijo "No te suelto hasta que no me hayas bendecido", esta frase debería ser tu grito de batalla para luchar por permanecer firme en la fe a pesar de las circunstancias. Lo otro que seguramente hizo Jacob fue contar a todo el que lo veia cojear lo que le habia sucedido, pues eso estas llamado, a dar testimonio de Dios, de su grandeza y su gran amor y fidelidad.

Que nuestro Señor nos guarde en su Sagrado Corazón y cumpla su preciosa voluntad en nuestras vidas.

Paz y Bendiciones

Walter Turcios





Jesucristo, Gracias por buscarme

Sn Lc. 35-38 "Trajeron entonces el burrito y le echaron sus capas encima para que Jesús se montara. La gente extendía sus mantos sobre ...